domingo, 14 de agosto de 2011

Sirena de tierra.

La belleza caucásica
de su palpitante sexo
atraía torrentes de emociones desenfrenadas,
era imposible escapar de sus cabellos
entrelazándose en su sexualidad acogedora.

La fragancia de sus suaves pechos
sonrosaba a los penes más flácidos
y la timidez de sus pezones erectos
encadilaba incluso a las féminas.

Sirena de tierra,
permitía que la tomaran en tabernas
de borrachos y viejos,
desvergonzada y desnuda,
por un puñado de dinero.

De artes viejas
ya maestra,
esposa de obreros
en busca de fortuna,
a veces princesa,
otras puta.

Siempre perfecta.
Bella fresa
donde incrustar la nariz y olerla.
Todos querían lamerla,
imposible no querer someterla.

Extraña criatura
la sirena de tierra,
vicio de la naturaleza.
Bendita puta.

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